APRENDER CON CABALLOS

Aprender con caballos está en las antípodas de la típica experiencia de aprendizaje consistente en sentarse en una sala de conferencias a contemplar diapositivas en PowerPoint mientras escuchas la perorata de un ponente. Es más espontáneo, más interactivo y estimulante… y más eficaz.

Pese a su tamaño, los caballos son presas para los depredadores. En estado salvaje, sobreviven fundamentalmente a base de huir corriendo. Eso hace que sean miedosos y estén constantemente en estado de alerta. No hay movimiento, intención o cambio en su entorno inmediato que escape a su atención. Su sensibilidad y sus rápidas reacciones te obligan a ser consciente de un modo integral de cómo te comportas cuando tratas con ellos.

 

Si el caballo nos aporta incertidumbre, nerviosismo y perturbación, debemos aprender a mantener la calma, la fuerza, la concentración, el respeto y la confianza.

 

Esta capacidad es esencial para trabajar con caballos. Y también para las relaciones personales y el liderazgo.

 

Los caballos interpretan nuestras intenciones y emociones a través de nuestro lenguaje corporal. Si nuestras acciones no se corresponden con nuestros sentimientos, se ponen nerviosos y muchas veces se apartarán de nosotros. Cuando logramos desprendernos de esa «máscara», se muestran tranquilos y pacíficos y normalmente se nos acercarán. Eso nos proporciona una información inmediata sobre nuestros sentimientos, pensamientos y actos.

 

Como animales gregarios que son, los caballos siguen un modelo cooperativo para relacionarse que se establece de inmediato tras el primer contacto. El caballo, en cuanto entres en su espacio, te tratará como a un miembro de su manada. El caballo espera una comunicación clara y verdadera, un comportamiento coherente y, sobre todo, una relación que le garantice confianza y seguridad.

 

El caballo tiene un peso y un tamaño diez veces mayor que el nuestro. Su reacción ante nuestro lenguaje corporal es franca y directa: coopera o no coopera. Al caballo no se lo puede manejar por la fuerza bruta, ni tampoco le influyen tu estatus social o profesional, tu nombre o tu riqueza.

 

Deberás encontrar una forma de liderazgo más profunda y sincera para establecer una relación de trabajo con él.

Los caballos nos brindan intensas experiencias vivenciales de aprendizaje.
Son maestros naturales de la consciencia de uno mismo. Responden de manera inmediata a nuestra presencia, nuestra inteligencia emocional y nuestro lenguaje corporal.
Aprender a relacionarte con el caballo te ayudará a manejar mejor aquellas situaciones complicadas e intimidatorias que surgen en el trabajo y en la vida.

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DECIR LA VERDAD SIN MEDIAR PALABRA

Interactuar con un caballo constituye una experiencia sincera, intensa y única. Te obligará a salir de tu zona de confort racional. Tu comportamiento espontáneo te permitirá identificar cuál es tu «verdadera manera de actuar», cuáles son tus puntos fuertes y tus puntos débiles. Serás más consciente de lo que proyectas y de cómo te perciben los demás. Y todo ello sin mediar palabra alguna.

 

Te resultará muy fácil aceptar la respuesta que te brinda el caballo, porque intuirás de manera instintiva que es natural y auténtica. No se trata de hacer «bien» o «mal» determinado ejercicio, ni de que nadie te evalúe por cómo lo has ejecutado. Nos centramos en tu interacción con el caballo y en cómo surge de ella tu toma de consciencia. Tú mismo te encaminarás hacia adoptar nuevas actitudes y nuevos patrones de conducta que estimularán tu crecimiento personal.